De la mano de Fritz Lang, una película alemana que supuso un
hito, ya no solo dentro de su movimiento, el expresionismo alemán, sino en la
historia del séptimo arte.
Metrópolis es la ciudad-estado dividida en dos;
Un mundo
subterráneo, donde habitan los obreros rodeados de arquitecturas opresivas y
sombrías,
frente al mundo de los
poderosos, los dirigentes, cuya imagen se proyecta en los rascacielos colosales,
referencia del Nueva York coetáneo que tanto impactó al director de este film.
En Metrópolis podemos encontrarnos referencias a Piranesi y
sus Cárceles, a Bruno Taut, Antonio Sant' Elia o Hugh Ferris, con su futurismo,
arquitecturas monumentales, calles laberínticas.
Igualmente, encontramos guiños
a la Bauhaus, a través de la unión del arte y el diseño y su uniformización,
plasmada en el mundo obrero.
Finalmente, el Art Decó que queda caracterizado
mediante la tensión de las composiciones y los encuadres diagonales, cuya
plasmación se refleja en los rascacielos, en esas arquitecturas orgánicas que
crecen y se reproducen en la ciudad creando una atmósfera un tanto inquietante.
Toda esta cultura arquitectónica es fruto de sus estudios en
arquitectura y pintura de Fritz Lang, que tras esta película marchará a los
Estados Unidos donde rodará Furia o Sólo se vive una vez.
La arquitectura es el lienzo que hace posible situarnos
visual y temporalmente en la película, para ello se recurre al uso de
luces-sombras, de música, fotografía, pintura, escultura, todo un compendio de
las artes sonoras y visuales para crear unos efectos buscados, premeditados,
que motiven al espectador, que hagan suya la historia, el argumento.
Metrópolis supone toda una cita a la que aludir en cuanto a
arquitecturas imaginarias se refiere cuando vemos Blade Runner (Ridley Scott,
1982), las trilogías de Star Wars ( George Lucas, 1977, 1980, 1983, 1999, 2002,
2005, 2008), la trilogía de Matrix (Hermanos
Wachowski, 1999, 2003) o más
recientemente, Origen (Christopher Nolan, 2010) entre otras.
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